Nuestro querido amigo José Belmont, actual director de la Revista Argentina de Cirugía Plástica, nos sugirió a Jorge Cutini y a mí escribir algunas palabras sobre el devenir y recuerdos de nuestra historia personal hasta llegar a ser cirujanos plásticos.
Como tengo más años que Jorge, le sugerí que podríamos hacer la reseña separados y juntos.
Nací en San Juan en enero de 1942, dos años antes del terremoto de San Juan (que ocurrió el 15 de enero de 1944) en una familia muy, muy modesta, cuyo padre y madre supertrabajadores se empeñaron en hacer estudiar a sus hijos: Martha, jubilada como jefa de Ginecología del Hospital Rawson de San Juan, y yo.
Cursé mi primaria en una escuela de cartón prensado (post sismo) pero antes de 5to grado ya teníamos una escuela espectacular. La secundaria en otro hermoso colegio post terremoto.
Rendí ingreso a medicina en Buenos Aires en primer año (4000 inscriptos) y tuve la suerte de tener de profesores a Houssay, De Robertis, Stopani, etc.
Pero por razones económicas no pude seguir en Buenos Aires y logré que me recibieran en la Universidad Nacional de Cuyo, en Mendoza. En segundo año éramos solo 19 alumnos, también con los más grandes profesores importados.
Me deslumbraron la psicología y la psiquiatría por sus profesores Omar Lazarte y Ricardo Echegoyen, pero en 3er año el nuevo profesor de psiquiatría me resultó insoportable y cambié mis ilusiones por la cirugía, más artística, manuable, y estuve 3 años en la guardia quirúrgica del Hospital Emilio Civit.
Recibido en 6 años, conseguí un cargo de médico rural en un pueblo de Calingasta, Barreal y Tamberías, pero antes de los 2 años me preocupó el estancamiento de mi desarrollo intelectual y obtuve un traslado al Servicio de Cirugía de un hospital a estrenar, el Hospital Marcial Quiroga, donde tuve la suerte de tener de jefe al Dr. Luis Claudeville, recién llegado de EE.UU., que se convirtió en mi mentor superadmirado.
En San Juan, el único cirujano plástico había desertado hacia Córdoba y mi jefe me dijo “esta es la tuya”.
A la sazón tuve otro golpe de suerte: había un Congreso de Cirugía Plástica y Quemados en Mendoza y escuché disertar al profesor Julián Fernández, que me cambió la vida en horas.
– Sanjuanino, me han dicho que en San Juan han inaugurado un nuevo auditorio, único en América.
– Eso dicen, Dr.
– ¿Me puede explicar cómo hago para ir a conocerlo?
– Dr. yo lo puedo llevar y traer en mi Citroën 3CV, son 160 km.
Y así fue, el Dr. se pasó escuchando durante 4 o 5 horas los ensayos musicales de la sinfónica y al volver me dijo: “Dr., lo espero a partir del lunes cuando quiera y pueda, en el Hospital de Clínicas de Buenos Aires, tiene cama y comida”.
Me fui a Buenos Aires al Hospital Escuela y empecé a soñar con la cirugía plástica (Dr. Fernández, Dra. Brites, Dr. Laguinge etc.)
Semanas después el Dr.Fernández me dijo “ Te he conseguido que después de mediodía el Dr..José Juri te permita verlo operar y quizás hasta ayudar en su clínica de la calle Junín”
Y así estuve más de 3 años, y Julián Fernández y/o José Juri me mandaron al Hospital de Quemados, al Hospital de Niños, a ver a Jack Davis, etc.
Volví a San Juan, donde me dieron el puesto de cirujano plástico y quemados del Hospital Marcial Quiroga. Mi buena suerte continuaba: recomendado por Jack Davis visité varias semanas a más de 10 cirujanos plásticos en EE.UU.; uno de ellos me preguntó en qué ciudad trabajaba y con cuantos habitantes y…
– San Juan, con 300.000 habitantes.
– No hijo, cambie a una ciudad con no menos de 1.000.000…
– Y hoy sigo trabajando entre San Juan y Mendoza.
Con Jorge Cutini nos une una hermandad especial que empezó a forjarse en la clínica de José Juri. Él y yo empezamos a acompañar a José Juri a algunos viajes a Europa y Japón, quizás Jorge más a Francia donde hizo una residencia, Italia, etc.
José tenía el proyecto de una Clínica en Europa, donde su fama crecía. A pesar de que los planos y planes de esa clínica avanzaban, los socios posibles desilusionaron a José y decidió desistir de sus planes en España
Así lo hicimos y con Jorge obtuvimos el título de autorización de trabajo en España (título firmado por el Rey)
Gracias a mi trabajo en Madrid (Clínica Ruber) pude construir la clínica de Mendoza. Aquí estoy con mis hijos Ariel (dermatólogo), Aníbal (cirujano plástico), Malena (oftalmóloga) y algunos discípulos

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Reseña de mis avatares para llegar a ser cirujano plástico

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